El mandilón, algo más grande que, inexplicablemente, irá menguando con los meses. La mochila con pocas cosas porque las más importantes no ocupan, apenas, espacio. Zapatos nuevos y algún que otro calcetín anunciando un otoño demasiado cercano.
Es el comienzo de cada curso, la rutina a medias con la novedad, la sorpresa oculta en un cuento, los nervios de cada pieza que hace subir la torre que terminará por caer.
Desde muy abajo, desde donde empieza todo, miramos hacia arriba porque sabemos dónde queremos llegar y ese lugar lo vamos alcanzando día a día.
Ya hemos empezado a rodar. El huerto, un poco descuidado en el verano, nos llama para que nos hagamos cargo y entonces, unos ojos curiosos descubren que todo tiene un proceso, y que a eso se le llama madurar, crecer y vivir. Vamos, pues, a ello.
¡FELIZ CURSO 2017- 2018!
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