Tan guapa resultó la fiesta que cada año se hizo de
diferente manera y solo había una norma, ponerse de acuerdo sobre cuál sería el
tema de cada Carnaval y esto suponía un enorme problema:
¡Todo el mundo decía que su idea era la mejor! y, claro, así
era difícil llegar a un acuerdo.
Fue entonces cuando, como por arte de magia, llegó una
carta, y en esa carta estaba escrito el tema del Carnaval.
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