En el cole teníamos panoyas (que es como se llaman las mazorcas de maiz en Asturias) que nos había traído Meli (nuestra conserje más dicharachera del barrio del Cerillero). Habíamos aprendido que el pan tiene origen vegetal pero decidimos comprobar que era cierto y nos pusimos a la faena.
Espanoyamos las panoyas (es decir: quitamos el grano a las mazorcas) y los echamos en un molinillo que nos hacía mucha gracia por el ruido que hacía y los saltos que daba.
Conseguimos medio kilo de harina que pesamos en una báscula.
Añadimos levadura de panadería y una pizca de sal, lo mezclamos con agua y amasamos. Después hizimos pequeños pedacitos que dimos forma de pequeños panecillos. Unos cuantos los metimos a cocer en el horno, el resto los llevamos en una bolsa para cocerlos en casa. Nos quedó un pan muy rico y ahora comprobamos que tiene origen vegetal pero tambien mineral por la sal y por el agua.
¡El viernes haremos pizza!
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