Nos pasamos la vida en constante adaptación, un cambio de casa, de pareja, de ciudad, de horario...Todo es cambio y todo exige adaptación. Como decía el filósofo ¡Todo fluye!(afortunadamente).
Comenzar la escuela también es un cambio y también requiere de una adaptación pero no podemos hacer de ese cambio algo dramático y/o traumático, tampoco es lo mejor que le va a pasar en su vida; es, sencillamente, algo más y vivirlo con esa normalidad con que se viven las buenas cosas es la mejor ayuda que podéis prestar. Por eso:
No te despidas a la puerta de la escuela como si no hubiera un mañana, tu tranquilidad es su tranquilidad (No hay nada peor que ver al personal de los aviones con cara de angustia; esto debe ser algo parecido).
La profe, al principio, es una gran desconocida, las relaciones no se forjan en una mañana, es algo que hay que ir creando poco a poco, utiliza nuestro nombre en casa con "familiaridad" y no amenaces con contarnos todo lo que hagan mal, somos brujas (pero buenas).
¿Quién no ha sentido nervios antes de un viaje, una entrevista o su primer día de trabajo? Ese "rum rum" en el estómago, noches sin dormir o ganas de llevarse algo por delante. Pues a una criatura pequeña le pasa justamente eso. Tal vez ocurran "accidentes" inesperados o se ponga "repunante" (expresión asturiana que define perfectamente un estado de ánimo similar a "no me aguanto ni yo"), afróntalo con un poco de paciencia para hacer que vaya asumiendo, con calma, su nueva actividad.
Cuando sientes agobio no te apetece que se te acumulen las tareas por tanto deja que vaya asumiendo la escuela como algo natural y aplaza para más adelante esas otras metas, recuerda que hacerse mayor no se consigue en una semana.
Nada hay más inseguro que la propia inseguridad. Caminar a ciegas por un sendero, vivir en una ciudad sin ley, no saber la consecuencia de nada. ¡STOP! Pon límites. No esperes a que la escuela lo haga, será mucho más fácil si nos hacemos cómplices de su educación.
No mientas, no vas a volver ahora mismo, ni te tienes que ir al médico (un día vale, pero todos...) necesita confiar en ti, dale estrategias, un rato o luego no existen en su mente pero sí puede entender lo que duran los dibujos o que el reloj avanza hasta llegar ¡a su hora!
Y recuerda proporcionar un ambiente tranquilo donde la ternura es igual de válida para niñas y niños, porque la agresividad es igual de peligrosa y por eso iremos aprendiendo a vivir en colores, a compartir el juego, el llanto y la palabra, con la ilusión de toda esta aventura que tenemos por delante.